Ile soumise à l’autorité de l’Espagne depuis le XVIème siècle, Cuba acquit son indépendance en 1901. Jusque là, les seuls casques portés dans l’île étaient ceux de l’armée royale espagnole1.
Elle passa alors sans transition sous l’influence des États-Unis qui, par l’Amendement Platt apporté en mars 1901 à la Constitution, leur conférant un droit d’occupation militaire en cas de troubles, s’y assurèrent une sorte de protectorat.
Pendant plusieurs décennies le port du casque ne parut pas s’imposer dans la petite armée cubaine, forte de 15.000 hommes2 et ne disposant que de peu de moyens en armes et en équipements.
En 1933, le Colonel Fulgencio Batista, manipulant avec une grande adresse les sous-officiers de Campo Colombia, renverse le président Machado. Grau San Martin devint président de la République, mais, en fait, une ère nouvelle, l’ère Batista, s’ouvre pour la grande île.
Avant la Seconde Guerre mondiale Cuba connut surtout des gouvernants plus préoccupés par leur police politique que par leur armée
Elle passa alors sans transition sous l’influence des États-Unis qui, par l’Amendement Platt apporté en mars 1901 à la Constitution, leur conférant un droit d’occupation militaire en cas de troubles, s’y assurèrent une sorte de protectorat.
Pendant plusieurs décennies le port du casque ne parut pas s’imposer dans la petite armée cubaine, forte de 15.000 hommes2 et ne disposant que de peu de moyens en armes et en équipements.
En 1933, le Colonel Fulgencio Batista, manipulant avec une grande adresse les sous-officiers de Campo Colombia, renverse le président Machado. Grau San Martin devint président de la République, mais, en fait, une ère nouvelle, l’ère Batista, s’ouvre pour la grande île.
Avant la Seconde Guerre mondiale Cuba connut surtout des gouvernants plus préoccupés par leur police politique que par leur armée
CUBA
Hasta su independencia de España, en 1901, los miembros del ejército de ésta gran isla caribeña estaban sólo provistos de cascos tropicales españoles, particularmente los casco de punta de lanceros.
Después de la Primera Guerra Mundial, la influencia militar americana era dominante en La Habana, y los uniformes de tipo americano eran de uso común. En un esfuerzo por modernizar al ejército, a finales de los años 30, el casco Brodie americano se introdujo en las fuerzas armadas cubanas, en pequeña escala. El US M1917-A1, en sus versiones pesada y ligera (similar al usado en Venezuela), y luciendo un emblema delantero, se conoce que han sido usados. El único ejemplar del último modelo, observado por el autor, posee un estampado de tinta negra dentro del casco, el que indica “Militar de Cuba 1937”. Sin embargo, el uso de este modelo fue limitado, y la mayoría de los soldados cubanos usaron variados tipos de gorras livianas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, y a principios de los años 50, gracias a la Ley de Préstamo y Arriendo Americana (1941), el modelo US M1 comenzó a aparecer en las fuerzas armadas del gobierno de Batista. En general, estos cascos retuvieron el esquema original de la pintura americana y se entregaron sin emblemas. En casos excepcionales, un escarapela frontal parece haber sido aplicada a estos cascos. Éstos, junto con algunos cascos tropicales americanos portados por oficiales en circunstancias especiales, continuaron siendo el tocado militar oficial de las fuerzas armadas cubanas, hasta el fin del régimen de Batista, en 1959.
Tras la consolidación de Castro en el poder, y la alianza de Cuba con la Unión Soviética, los cascos de Europa oriental comenzaron a aparecer en Cuba. Los soviéticos y sus aliados proporcionaron una gran variedad de modelos, incluyendo los modelos soviéticos Ssh-40 y Ssh-60. El modelo Ssh-68 fue a continuación introducido, cómo también el M51 Búlgaro, el M50 polaco, e incluso el M56 alemán oriental.
Con el incremento de la demanda, de una variedad de unidades militares requiriendo cascos, pequeñas cantidades del M35 alemán (sobrantes de la Segunda Guerra Mundial, cuando Bohemia y Moravia eran protectorados alemanes) se importaron de Checoslovaquia. Véase la fotografía de ingenieros de construcción cubanos usando tales cascos.
Todos estos modelos coexistieron con el M1 americano, aunque normalmente se relegaron estos cascos, del vecino norteño de Cuba, a las unidades de reserva.
Algunos cascos (particularmente los modelos tropicales de fabricación Vietnamita) fueron a veces, decorados para actos ceremoniales, con el escudo de armas dorado, llevados normalmente en los cascos de oficiales.
A diferencia de otros países latinoamericanos, Cuba – probablemente debido a limitaciones de presupuesto – no parece haber introducido una copia del PASGT.
Las tripulaciones de tanques, así como las tripulaciones de otros vehículos blindados, están provistos con el Ssh-35, el tradicional chichonero soviético, de tela negra.
Después de la Primera Guerra Mundial, la influencia militar americana era dominante en La Habana, y los uniformes de tipo americano eran de uso común. En un esfuerzo por modernizar al ejército, a finales de los años 30, el casco Brodie americano se introdujo en las fuerzas armadas cubanas, en pequeña escala. El US M1917-A1, en sus versiones pesada y ligera (similar al usado en Venezuela), y luciendo un emblema delantero, se conoce que han sido usados. El único ejemplar del último modelo, observado por el autor, posee un estampado de tinta negra dentro del casco, el que indica “Militar de Cuba 1937”. Sin embargo, el uso de este modelo fue limitado, y la mayoría de los soldados cubanos usaron variados tipos de gorras livianas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, y a principios de los años 50, gracias a la Ley de Préstamo y Arriendo Americana (1941), el modelo US M1 comenzó a aparecer en las fuerzas armadas del gobierno de Batista. En general, estos cascos retuvieron el esquema original de la pintura americana y se entregaron sin emblemas. En casos excepcionales, un escarapela frontal parece haber sido aplicada a estos cascos. Éstos, junto con algunos cascos tropicales americanos portados por oficiales en circunstancias especiales, continuaron siendo el tocado militar oficial de las fuerzas armadas cubanas, hasta el fin del régimen de Batista, en 1959.
Tras la consolidación de Castro en el poder, y la alianza de Cuba con la Unión Soviética, los cascos de Europa oriental comenzaron a aparecer en Cuba. Los soviéticos y sus aliados proporcionaron una gran variedad de modelos, incluyendo los modelos soviéticos Ssh-40 y Ssh-60. El modelo Ssh-68 fue a continuación introducido, cómo también el M51 Búlgaro, el M50 polaco, e incluso el M56 alemán oriental.
Con el incremento de la demanda, de una variedad de unidades militares requiriendo cascos, pequeñas cantidades del M35 alemán (sobrantes de la Segunda Guerra Mundial, cuando Bohemia y Moravia eran protectorados alemanes) se importaron de Checoslovaquia. Véase la fotografía de ingenieros de construcción cubanos usando tales cascos.
Todos estos modelos coexistieron con el M1 americano, aunque normalmente se relegaron estos cascos, del vecino norteño de Cuba, a las unidades de reserva.
Algunos cascos (particularmente los modelos tropicales de fabricación Vietnamita) fueron a veces, decorados para actos ceremoniales, con el escudo de armas dorado, llevados normalmente en los cascos de oficiales.
A diferencia de otros países latinoamericanos, Cuba – probablemente debido a limitaciones de presupuesto – no parece haber introducido una copia del PASGT.
Las tripulaciones de tanques, así como las tripulaciones de otros vehículos blindados, están provistos con el Ssh-35, el tradicional chichonero soviético, de tela negra.